miércoles, 4 de marzo de 2009

Igualdad también de raza.

La igualdad es uno de los pilares básicos que se persiguen en la educación actual para que sea considerada como una educación completa en valores. Es sabido que en numerosos centros es el caballo de batalla con el que los profesores tenemos que luchar día a día desde las aulas y desde nuestra Atalaya también observamos situaciones que tristemente tienen como protagonistas a alumnos extranjeros, concretamente marroquíes.

La realidad social que nos envuelve en estos tiempos no invita precisamente al insulto o a la intolerancia hacia el otro, debido a que no podemos olvidar jamás los orígenes de nuestro país, producto de la enorme cantidad de pueblos que históricamente han pasado por la Península Ibérica dejando una gran huella cultural. Dicho esto, parece obvio que renegar de lo que un día constituyó parte del origen del pueblo español es un contrasentido y una enorme evidencia de incultura. Hoy día, encontramos muchos alumnos que no respetan a sus compañeros extranjeros, ejerciendo un reprochable ejercicio de irresponsabilidad, intolerancia y desprecio al que viene de fuera. Es preocupante que estos jóvenes alumnos tengan una mentalidad tan retrógrada en estos tiempos tan modernos y globalizadores que corren.

Ser xenófobo es estar en una triste situación constante, debido a que el xenófobo rechaza y repulsa todo lo que tenga un origen distinto al suyo y, además, sentir que es visto por sus iguales como alguien al que no se puede rechazar, porque si incurrimos en un rechazo vengativo, estaríamos convirtiéndonos en individuos rebajados a su altura. Por lo que la postura ante el xenófobo ha de ser constantemente vinculada a su rehabilitación moral y no a reprocharle, rechazarle o discriminarle como él haría.

He querido escribir esta entrada para que reflexionemos sobre hechos que ocurren en nuestros centros y aulas con una frecuencia mayor de la deseada cuando existe la presencia de alumnado foráneo. Sé que este blog está dedicado especialmente a la coeducación, pero la coeducación como el respeto a otras razas, sexo y religión, no es más que IGUALDAD, que es lo que realmente perseguimos los educadores. Adjunto un vídeo interesante sobre la forma en que debemos tratar a un xenófobo. ¿Rechazarlo sería la solución? Te animo a que veas este breve vídeo y salgas de duda:
Pulsa aquí para ver el vídeo.

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